Bodega Tío Pepe. Gonzalez Byass

Viajamos a la cuna de Tío Pepe y nos trasladamos a 1835, cuando  una pequeña bodega  de Jerez fue adquirida por Manuel María González, y que bautizó con este hipocorístico, en honor a su tío José quién fue su gran maestro en el arte de la elaboración del vino jerezano.

 

 

Encontramos las bodegas en pleno centro histórico de Jerez, formando un espectacular conjunto monumental de puro sabor sureño. Patios andaluces, estrechas calles envueltas de parras, y varios edificios centenarios llenos de historia. Uno de los más destacados es la Real Bodega La Concha, cuya cúpula es obra de Gustave Eiffel creador de la Torre de París que lleva su mismo nombre, y en cuyo recinto se encuentran representados la mayoría de los países del mundo, con 214 “Botas” presididas con cada bandera.

 

 

Tras cruzar la Bodega Cuadrada, descubrimos muchas curiosidades añadidas como la Bodega Los Apóstoles,  en cuyo centro se sitúa una gran Bota que lleva el nombre de Cristo, por albergar una capacidad 33 botas (16.500 litros) coincidiendo con la edad en la que murió. A cada uno de sus lados se encuentran las Botas de sus apóstoles, a excepción Judas, que por su traición ha sido desplazado.

 

 

 

La bodega centenaria  se encuentra tal como se dejó en tiempos, un peculiar y polvoriento rincón, que rezuma historia por los cuatro costados. Una  estancia que hizo las veces de laboratorio en aquella época mezclando y testando las diferentes pruebas que salían de las botas.  Muy cerca de esta despedimos la visita con una imagen inquietante. Una copa de vino llena, con una pequeña escalera que alcanza su borde, preparada para deleite de los ratones de la bodega, algo que surgió por pura casualidad, y que hoy forma parte de la historia de Tío Pepe.

 

 

 

 

Ya en la salida y en lo alto de los tejados del conjunto, hay una curiosidad añadida en forma de récord Guinness. Tío Pepe, puede presumir de tener la veleta más grande del mundo en funcionamiento. 16 metros de altura y 17 de envergadura, soportan más de 3 toneladas de peso, y lanzan un brindis a los vientos desde la Bodega más visitada de Europa.

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